Sumendi: Autogestión de la salud

Para comenzar nuestra conversación, cuenta un poco de la historia de Sumendi para el público brasileño. ¿Cómo surgió?
Domingo Martínez.- Sumendi es una asociación asamblearia y sin ánimo de lucro que nació en 1986, en el País Vasco (una región situada al nordeste del Estado español). Hasta ahora tiene grupos locales en Bilbao, San Sebastián, Vitoria, Getxo y Madrid. La principal actividad de Sumendi consiste en difundir alternativas entre la sociedad española para la autogestión de la salud, es decir, para que cada persona sea, en la medida de lo posible, protagonista de su propia salud y delegue menos en los expertos. En Sumendi decimos que si queremos vivir de forma más saludable hemos de aprender a practicar lo que denominamos el arte de vivir, que supone incorporar a nuestro estilo de vida aquellos factores que contribuyen a preservar la salud, como son una alimentación sobria, sana y equilibrada, preferentemente con productos biológicos y sin carne ni pescado; el ejercicio físico regular; respirar aire puro y beber agua pura; tomar el sol; el descanso físico y fisiológico suficiente; el equilibrio psíquico y emocional; no ingerir drogas, sean legales o ilegales; el amor; el contacto con la naturaleza, etc. En otras palabras, recomendamos vivir conforme a las leyes naturales, de las que, por desgracia, nos separa tanto la actual forma de vida, basada en el consumismo más exacerbado. Para nosotros, la autogestión de la salud pasa, asimismo, por que dejemos de ser consumidores dóciles y crédulos.

¿Qué es Sumendi?
DM.- En parte ya lo he dicho. Pero debo añadir que, además de lo anterior, hacemos énfasis en los aspectos sociales o psicosociales de la salud: educación, economía, política, historia, cultura, etc. Damos prioridad a lo colectivo sobre lo individual. Reivindicamos un modelo de salud sociopsicobiológico, también llamado ecosocial. Somos, en consecuencia, muy críticos con los métodos de la medicina oficial, que sólo se ocupa de eliminar los síntomas de las enfermedades y no de la prevención de la salud, y nos trata como si fuéramos ganado y de un modo despectivo y autoritario. En nuestros primeros años de vida una fuente de inspiración para nosotros fue el higienismo, que es una especie de naturismo en el que, a diferencia de la naturopatía más convencional, se le da más importancia a los poderes curativos internos del cuerpo que a los externos. El higienismo enseña que nuestro cuerpo es muy sabio y poderoso y tiene un increíble poder de autodefensa y autocuración; o que la enfermedad es simplemente un mecanismo que desencadena nuestro organismo para liberarse de la toxicidad que le invade, debido a nuestros insanos hábitos.

Pero también influyeron en nuestro ideario original otras corrientes como, por ejemplo, la psicología humanista y la antipsiquiatría, o el movimiento en defensa de una sanidad pública. A lo largo de los últimos años han pesado de forma relevante otros movimientos en nuestras concepciones e ideas: el anarquista, el feminista, el ecologista y el antiadultista; y, últimamente, el altermundista. Autores que han escrito sobre este tema de la salud autogestionada como Iván Illich, Borremans, Zola y Strabaneck han ejercido, asimismo, han ejercido cierta influencia sobre nuestro colectivo.

Sumendi se dotó en 1992 de un Manifiesto ideológico que resume su pensamiento, aunque ahora se propone actualizarlo, debido a los cambios sociales, económicos y políticos que se han registrado en estos años. Cada año, en los meses de verano, organizamos una casa de reposo o escuela de salud. Actualmente, los proyectos principales que tenemos son abrir locales, bibliotecas y centros de información en las ciudades donde tenemos presencia. Editamos la revista «Zainduz» y hemos editado también diversos materiales divulgativos, entre ellos dos folletos que han tenido una gran acogida: «Curarse uno mismo sin los peligros de los medicamentos», del doctor Eneko Landaburu, y «Psiquiatría radical», de otro médico miembro de la asociación, Antonio Palomar.

¿La salud es hoy en día un gran negocio?
DM.- No cabe ninguna duda. Miles de compañías, desde los fabricantes de instrumental médico, pasando por las empresas químico-farmacéuticas y los hospitales privados y los agentes de seguros viven, y muy bien, a costa de la mala salud de las personas. Es sabido que detrás del modelo biomédico que sufrimos están las multinacionales químico-farmacéuticas, que se han aliado con las industrias de biotecnología y han creado gigantes empresas sin escrúpulos, las cuales condicionan la mayor parte de la investigacíón sanitaria en todo el mundo e incluso la formación de los futuros médicos y médicas. La industria farmacéutica es la que encabeza la lista de beneficios entre todas las industrias. Según los datos conocidos, en 2002 el beneficio de estas multinacionales del fármaco a escala mundial alcanzó la astronómica cifra de 517.000 millones de dólares. De modo que la mala salud de la población es para ellas una fuente de suculentos negocios. Su lema bien podría ser: «Póngase enfermo, nuestros intereses dependen de ello». En España, como en otros muchos países, la mayoría de los médicos recetan a sus pacientes aquellas marcas de medicamentos que, mediante comisiones y regalos, les ofrecen los visitadores de las firmas farmacéuticas, unos 12.000 en todo el país. No se receta, pues, el fármaco más apropiado al tipo de dolencia, sino aquel cuyo representante ofrece mejor comisión.

Pero también los Gobiernos conciben la salud de sus ciudadanos no como un bien, sino como un asunto para hacer negocio. Aquí en España ya hace años, cuando gobernaba el PSOE,se pusieron en marcha planes para privatizar la sanidad pública, que, por la contestación social que se produjo, hubo que retirar. De todos modos, determinados servicios de la sanidad pública han sido, finalmente, entregados a manos privadas, con las consiguientes repercusiones negativas sobre la salud y el bolsillo de los ciudadanos y ciudadanas.

En Sumendi defendemos, por supuesto, una sanidad pública, gratuita, democrática, participativa, ecológica, etc. Y exigimos una asistencia sanitaria integral para todas las personas que cubra todos los aspectos: educativos, preventivos, curativos, rehabilitadores, etc., incluidos aquellos servicios que, por el momento, no reciben cobertura en el sistema sanitario público, como la salud buco-dental, la planificación familiar, la salud mental… Del mismo modo defendemos que se incorporen a la salud pública aquellas terapias alternativas que se han demostrado eficaces, que se investiguen los estos métodos alternativos y que se impartan en las universidades.

¿Qué es antiadultista y altermundialista?
DM.- Llamamos antiadultismo a la disposición de no abusar de los menores en ningún aspecto y reconocer sus derechos. Es decir, creemos que los niños y jóvenes deben merecernos el mismo respeto y consideración que cualquier otra persona adulta y que deben tener los mismos derechos. Por otra parte, el término «altermundista» se aplica a los diferentes movimientos que se articulan para oponerse a la globalización capitalista que padecemos hoy día, lo que otros llaman movimientos antiglobalización.

Los altermundialistas defendemos otra globalización, otro mundo diferente al que se está construyendo, donde el ser humano sea el eje central y se rescaten valores como la igualdad, la justicia, la solidaridad, el apoyo mutuo, la democracia integral, etc.

¿Existe algún sentido místico en vuestro trabajo?
DM.- No. Aunque hoy en torno a la salud se mueven muchos grupos esotéricos, místicos, espirituales, etc., nosotros nada tenemos que ver con ellos. Como te decía, enfocamos la salud desde una perspectiva social, lejos de ninguna corriente espiritual. La mayoría de las personas que formamos Sumendi somos agnósticos o ateos, y, desde el punto de vista ideológico, nos consideramos de izquierdas, aunque cada persona tiene sus ideas; es decir, es una asociación plurar, con valores que nos unen a todos los miembros y con el objetivo de cambiar la sociedad también.

Hoy existen en el mercado mundial de fármacos millares de remedios que no sirven para nada, ¿no es cierto?
DM.- Completamente. Según la propia Organización Mundial de la Salud, existen más de 12.000 medicamentos en el mercado, de los cuales, reconoce este organismo, sólo son efectivos unos 200. Es decir, que muchas veces los médicos nos prescriben fármacos que no alivian nuestros malestares y que únicamente nos intoxican y nos crean adicciones. Esta avalancha de fármacos la promueven las multinacionales farmacéuticas que ingresan buenos dividendos con su venta. Hoy día, existen varias fármacos inútiles para cada dolencia, y no parece que esto acabe aquí.

Sabemos que hoy la mayor parte de las dolencias que sufrimos vienen de los alimentos industrializados. También sabemos que una alimentación natural es más saludable. ¿Es Sumendi un grupo que defiende una dieta vegetariana o vegana?
DM.- Sumendi aconseja una dieta que prescinda de carne y pescado, pues no son necesarios para nutrirnos y además nos perjudican y nos engordan. Además del sufrimiento para los animales, el consumo de carne y pescado produce daños graves al medio ambiente. Es decir, que existen razones de salud, filosóficas y éticas para no consumir ni carne ni pescado. Además de eso, decimos que hay que alimentarse sobriamente, consumir alimentos biológicos, y dar peso en nuestra dieta a frutas y verduras crudas (deben constituir el 60% o el 70% de nuestra alimentación diaria). También damos importancia a la forma en que se combinan los alimentos.

Por ejemplo, no deben combinarse alimentos que contengan sobre todo glúcidos con otros que su composición principal sean proteínas. Y creemos que ayunar periódicamente también es conveniente para mantener en forma nuestro organismo.

En otras palabras, defendemos una dieta equilibrada y a base de productos naturales, libres de productos químicos, que puede ser tanto la vegetariana, acompañada de lácteos, o la vegana, es decir, la vegetariana estricta, según las características de cada persona.

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