F.I.E.S. Cárcel dentro de la cárcel

El régimen FIES (Ficheros Internos de Especial Seguimiento), constituye dentro del estado español una de las más graves vulneraciones de los derechos humanos en los últimos años, al ser un régimen especial que no se halla regulado ni siquiera en sus propias leyes y que resulta ser una especie de carta blanca a los carceleros (funcionarios de prisiones) para reprimir a su antojo a una serie de personas presas a las que consideran peligrosas y conflictivas debido a su carácter reivindicativo y porque se niegan a callar ante las injusticias a las cuales se les somete.

El FIES es una circular administrativa, es decir, que no está regulada en las leyes, que tras la idea de crear un fichero con datos de las personas presas “peligrosas”, esconde un régimen de vida en aislamiento que vulnera los derechos más fundamentales de las personas presas que están incluidas en estos ficheros.

Los departamentos FIES son estructuras especiales destinadas a impedir cualquier contacto con las otras personas presas, con lo cual, se pretende aniquilar cualquier relación humana y desequilibrar mentalmente a las personas que en ellos están enterradas vivas. El vivir así 24 horas del día, mes tras mes, año tras año, produce efectos psicológicos devastadores (desordenes hormonales de todo tipo, alteraciones cardíacas, angustias, fobias, alteraciones de la personalidad, enfermedades mentales y físicas…)

Esta despersonalización comienza en el momento en que las personas presas son confinadas en estos nichos de 2 x 3 metros. Las despojan de sus prendas de vestir, objetos y pertenencias personales que tienen un importante valor sentimental para ellas (anillos, cadenas, fotografías, cartas, etc.). Con ello se las separa de todo lo que les unía con su vida anterior, les hará perder un vínculo con la sociedad y las convertirá en seres más vulnerables e indefensos.

Privarles de poder ver las fotos de sus seres queridos, es querer desarraigar su memoria emocional. Privarles de verse en un espejo, es poco menos que el aniquilamiento del yo. Despojarles de sus vínculos con el exterior es el asesinato de su interior.

Todo ello, sumado al desarraigo que padecen de su entorno social y de sus seres queridos, ya que les mantienen en cárceles alejadas de su región, da como resultado el exterminio de la persona.

¿Qué supone el FIES?

– Permite que las personas presas permanezcan hasta 24 horas diarias encerradas en la celda, solas, sin tener contacto con ninguna otra persona: Sólo saldrán 1 o 2 horas al patio (mientras lo hacen cachean sus celdas y las pocas pertenencias que tengan son siempre tiradas por el suelo, manchadas y en la mayoría de los casos rotas). Esto supone la negación de las relaciones humanas con otras personas presas y de lo que podría quedar de relación con la realidad exterior, tiene como fin asesinar la identidad de la persona. El único contacto es con los carceleros y en muchos casos es mejor que no se diera.

– Nunca podrán salir al patio más de dos personas presas juntas y nunca podrán ocupar celdas contiguas: lo que supone su total aislamiento y una absoluta soledad. No tienen contacto con nadie, ni con el resto de las personas presas de otros módulos o galerías, ni entre ellas mismas. Son esposadas cada vez que salen de las celdas.

– Cada vez que los carceleros hagan acto de presencia en la celda, la persona presa deberá colocarse al fondo de la misma con las manos visibles.

-Los carceleros llevan a cabo controles nocturnos cada hora: para lo que encenderán las luces o alumbrarán con sus linternas el interior de la celda. Esto, a parte de vulnerar el derecho a la intimidad y a la dignidad además de perturbar gravemente el sueño y permanecer en continuo estado de alerta, ya que en cualquier momento pueden ser sorprendidos y realizar un cacheo, durante el cual permanecen esposadas y desnudas, o para ser conducidas a la enfermería donde se les practicarán placas de rayos X.

-Todas las personas presas son cacheadas todos los días a la entrada y a la salida de la celda: lo que en la práctica supone cuatro cacheos diarios. Es una forma de presión/tortura psicológica.

-Cada persona presa solo puede tener en su celda dos libros de lectura, dos revistas y/o periódicos: siendo la lectura la única actividad a la que puede dedicarse una persona que pasa 21 horas al día recluida y sola, solo el ánimo de torturar y aislar justifica esta limitación. No pueden almacenar ninguna prenda de vestir, ni libros, ni ningún tipo de objeto que revista a la celda calor humano. Dicen que es para facilitar la labor del cacheo que se realiza diariamente, pero lo que subyace detrás de ello, no es más que la realidad cruel de querer hacerles sentir la cárcel en toda su dimensión: se les despoja de sus ropas y se les facilita buzos y chanclas para vestirse y calzarse, siendo el principio del proceso de pérdida de identidad que se proponen.

-Sólo podrán llamar por teléfono dos veces a la semana y la duración máxima de las visitas será de tres horas.

-Las comunicaciones escritas son siempre intervenidas pudiéndose retrasar la entrega hasta 30 días: carecen de cualquier vestigio de intimidad, ya que no solo son espiadas constantemente, sino que se les intervienen y limitan las cartas y las comunicaciones, las primeras pasan por un filtro censurador, y las segundas son escuchadas y gravadas.

-Se les retira el colchón durante el día, entregándolo por la noche de nuevo.

-Para los traslados dentro del recinto penitenciario son desnudadas, esposadas y conducidas escoltadas por varios carceleros armados con porras.

-Los juicios se celebran durante el día y durante el traslado no ven a nadie.

-Sufren palizas, insultos y engrilletamientos continuos, que a veces duran días enteros.

-Las celdas son de hormigón y mobiliario adosado a suelos y paredes, con puertas automáticas controladas desde “búnkeres” donde los carceleros controlan todo.

-El mobiliario se reduce a una mesa de cemento y un inodoro.

-No se les permite tener espejos en las celdas, con ello se produce una total despersonalización del individuo.

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